En la provincia de Jaén hay una empresa que derrite el metal. “Derretir” es “melt” en inglés; de ahí su nombre: Meltio. Quizá usted aún no la conocía, pero ya no tiene excusa para no sentir orgullo y presumir de ella, porque a partir de ahora sonará con mucha fuerza en el sector industrial de la provincia y, por qué no decirlo, en el ecosistema empresarial de España, pues esta semana ha recibido el Premio Nacional Pyme del Año 2023. Uno más de una larga lista de reconocimientos. Hace catorce meses abandoné la ocupación que había desarrollado durante veinte años para embarcarme en un nuevo proyecto profesional en el ámbito de los Recursos Humanos. Así recalé en una empresa de Linares, una ciudad que siempre se ha debatido sin medias tintas entre la prosperidad y el abandono. Y aún recuerdo cuando recibí la llamada ofreciéndome el puesto, pero sobre todo tengo grabado a fuego en la cabeza lo que hizo decidirme sin duda alguna a aceptar semejante reto: dentro de uno, dos o tres años estaría sentado en mi casa y vería en la televisión cómo una empresa española cambiaba las reglas del juego de la fabricación avanzada y se convertía en un emblema de Jaén. Y no, no pude soportar la enorme sensación de fracaso y cobardía que sentiría si eso llegara a pasar al haber desaprovechado la oportunidad. Afortunadamente, hace tiempo que decidí dejar de ser espectador de mi propia vida para comenzar a tomar decisiones valientes que me acerquen a donde realmente siempre quise llegar, que es a mí mismo (que diría Ortega y Gasset). Los comienzos siempre son complicados, aunque están llenos de enormes oportunidades de aprendizaje y este año largo que vengo trabajando en el grupo de empresas al que pertenece la galardonada Meltio ha sido una fuente constante de inspiración, crecimiento y entusiasmo en un momento de mi vida en el que necesitaba un nuevo empuje y una nueva motivación. ¿Todo es color de rosa? Por supuesto que no; hay días bueno y días malos, como en toda empresa y en toda casa. La facturación, el clima laboral y los premios no caen del cielo; hay que trabajarlos cada segundo. Por eso mismo todo lo pasado ha merecido la pena y ahora, como desde el primer día, no puedo sino sentirme tremendamente orgulloso del magnífico grupo humano que ha hecho posible este sueño. Pero de los sueños hay que despertar pronto y la única forma de hacerlo es seguir trabajando con humildad y constancia, como si nada hubiera pasado. Solo así se imprime carácter en 3D; con Dedicación, Diversión y Diálogo… ¡Sigamos construyendo futuro!

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